La manzana dorada es un elemento que aparece en las leyendas o
cuentos de hadas de algunos países. En la mitología griega las Hespérides eran las ninfas que cuidaban un maravilloso jardín en un lejano rincón del occidente, situado según diversas fuentes en las montañas de Arcadia en Grecia, cerca de la cordillera del Atlas en Marruecos, o en una distante isla del borde del océano.Hésperis es apropiadamente la personificación del atardecer (como Eos es la del amanecer) y Héspero la de la estrella vespertina Al casarse Hera, Zeus le dio unos manzanos con frutos de oro que fueron plantados en el jardín de las Hespérides bajo la protección del dragón Ladón. La Discordia se valió de una de esas manzanas para separar a los dioses. Euristeo envió a Heracles para buscar las manzanas. Prometeo le indicó el camino donde moraban las Hespérides y lo que debía hacer. Al final fueron recuperadas.El significado de esta fábula hace referencia al cielo. Las Hespérides son las horas de la tarde, el jardín es el firmamento y las manzanas de oro las estrellas. El dragón es el horizonte que corta el ecuador en ángulos oblicuos y Heracles el sol, es decir, que cuando aparece Heracles roba las estrellas y llega el día. El Jardín de las Hespérides es el huerto de Hera en el oeste, donde un único árbol o bien toda una arboleda daban manzanas doradas que proporcionaban la inmortalidad. Los manzanos fueron plantados de las ramas con fruta que Gea había dado a Hera como regalo de su boda con Zeus. A las hespérides se les encomendó la tarea de cuidar de la arboleda, pero ocasionalmente recolectaban la fruta para sí mismas. Como no confiaba en ellas, Hera también dejó en el jardín un dragón de cien cabezas llamado Ladón que nunca dormía, como custodio añadido. Aunque se suponía que Heracles sólo había de realizar diez trabajos, Euristeo no quiso contar aquellos en los que fue ayudado o pagado, por los que le fueron encomendados dos más. El primero de éstos (el undécimo en total) fue robar las manzanas del jardín de las hespérides. Para ello Heracles capturó primero a Nereo, el dios del mar que cambiaba de forma, para averiguar dónde estaba situado el jardín. En algunas versiones de la historia, Heracles no sabía adónde viajar y por tanto pidió ayuda, siendo dirigido a Prometeo, a quien liberó de su tortura como pago. Esta variante suele encontrarse más frecuentemente en el lugar del jabalí de Erimanto, puesto que está asociada con la elección de Quirón de renunciar a su inmortalidad poniéndose en el lugar de Prometeo. Llegando finalmente al jardín de las hespérides, Heracles engañó a Atlas para que recuperase algunas manzanas de oro ofreciéndose a sujetar el cielo mientras iba a buscarlas (en esta historia Atlas podría tomarlas pues sería el padre de las hespérides). Al volver con las manzanas, Atlas decidió no aceptar la devolución de los cielos, y dijo que él mismo llevaría las manzanas a Euristeo, pero Heracles le engañó de nuevo pidiéndole que sujetase el cielo un momento para que pudiera ponerse su capa como almohadilla sobre los hombros, a lo que éste accedió. Entonces Heracles tomó las manzanas y se marchó. Según una versión alternativa, Heracles habría matado a Ladón. Heracles fue la única persona que logró robar las manzanas, aunque Atenea las devolvió más tarde a su lugar apropiado en el jardín. La constelación de la Osa Mayor queda entre la Osa Menor y la eclíptica de la Libra. En tiempos antiguos se pensaba en ella como en un manzano, siendo sus tres frutos las estrellas más brillantes, en lo que hoy se considera la cola del oso. Entre la Osa Menor y la Osa Mayor está la constelación del Draco, el dragón, que parece estar protegiendo las «manzanas» de la Osa Mayor y queda como la línea frontal bajo la que están las estrellas de la Osa Menor. El Draco mira amenazador hacia el sol cuando éste está en Libra.
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